Waterboys


Sinopsis


un grupo de estudiantes secundarios, entre los que se cuentan algunos que no saben nadar, deciden formar un conjunto de danza acuática para imitar las brillantes coreografías de Esther Williams que inmortalizara el Hollywood clásico. En principio, lo absurdo radicaría
en el hecho de que algunos ni siquiera sean capaces de flotar en el agua y pese a ello se propongan bailar en ella. Algo muy similar sucede con la siguiente comedia del director: ahora es un grupo de chicas que se han llevado materias y deben estudiar mientras todo el mundo aprovecha el verano, las que se anotan en un as clases de música para zafar de sus obligaciones y acaban formando una big band dirigida por el más tímido del curso. Huelga decir que hasta entonces ninguna de ellas había tocado un instrumento en su vida.

Sin embargo, la película no se concentra en el aprendizaje ni se vale de ese proceso para moralizar sobre la fuerza de voluntad del individuo (a la manera de Billy Elliot) o discurrir sobre el poder opositor de un grupo (como en Escuela de rock). Los chicos de Waterboys y de Swing girls se disponen a aprender y la película transcurre durante ese proceso, pero se concentra más en los huecos ociosos del mismo (aquellos que les permiten descubrir el descubrimiento del otro y la didáctica de la amistad) que en su metodología. A Yaguchi no le interesa que nosotros creamos que aprendieron a danzar en el agua o a tocar en una big band (aunque compartamos finalmente su alegría al conseguirlo), sino que creamos en ellos y los miremos estar juntos mientras juegan con algo que los motiva sin pedirles nada ni interrumpirlos. Por eso la figura del sensei (aquel que debe traspasar su saber de una generación a otra) es tiernamente ridiculizada en ambas películas, situándolo en una posición no demasiado lejana a la de los mismos adolescentes.

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